Descenso al Infierno

Albert Blaya Sensat
2 min readOct 10, 2019

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Reconozco que me siento muy atraído, desde siempre, por una especie de fuerza irracional que desconozco de dónde sale, por los personajes marginales/torturados/dementes. Son los que mejor conectan con la parte que creo que todos tenemos adormecida precisamente por lo que “Joker” denuncia. La sociedad genera mecanismos ya no de repulsión, sino de invisibilización ante lo que nos genera miedo o incomodidad. Es por eso que Arthur Fleck nos perturba y nos excita. Es humano.

La película, dicho sea de primeras, me parece muy valiente. En el auge de la indústria de los superhéroes, de los efectos especiales y las piruetas posproductivas, “Joker” es un tributo al cine, a ir a la pregunta sin pretender dar con la respuesta, tal vez porque el placer está en caer al infierno silencioso en el que Fleck se mete a medida que avanza la película. No es la arquetípica película que busca el Origen del héroe/villano, tirando de una serie de clichés reutilizados a lo largo de la historia del cine, sino que pretende deconstruir la figura de villano, humanizarlo, vestirlo de un patetismo insultante. Que sea como nosotros, un Nosotros que desconocemos.

Porque Fleck es, en esencia, una víctima. La película no esconde su punto de vista al presentar al Sr Wayne como el Donald Trump de turno, dibujar muy claramente el stablishment y crear un marco en el que el espectador identifica rápidamente los “culpables” y los “Oh, Pobres”. El atormentado Fleck está ahí, en ese segunda categoría. La película se desliza como una gota de aceite en una pieza de tela. En ella está condensada todo lo demencial y perturbador, que a cada segundo aumenta. “Joker”, como personaje, no es nada más que una yuxtaposición de circunstancias/momentos/esperanzas frustradas.

Joaquin Phoenix es Joker. Su interpretación es sublime. Hace que cada risa, cada sonido, se torne en un alarido de locura que te interpela, que te hace retorcer en tu asiento, que te dice “tu eres como ellos”. La película busca crear un impacto porque el villano no es alguien fuerte, listo, “malo”. Es un antihéroe, un marginado social que desea ser, pero nunca puede. El onirismo que acompaña gran parte de la película choca frontlmente con un hiperrealismo estremecedor. La imagen, los colores, las miradas.

“Joker” es un grito desde dentro de nosotros mismos. Una interpelación a aquella parte que todos tenemos pero siempre reprimimos. La incomodidad llega a su cénit cuando nos damos cuenta que, en realidad, todos nosotros tenemos algo de Arthur Fleck dentro.

“Pensaba que mi vida era un drama hasta que me di cuenta que era una puta comedia”. En esencia, la película es esta frase que Fleck espeta en un momento determinado. Todo es cuestión de perspectiva.

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Albert Blaya Sensat
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Written by Albert Blaya Sensat

Periodista. Escribo para sobrevivir. Un poco de todo. Fútbol y lo que se de.

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