El adiós de nuestra vida

Albert Blaya Sensat
3 min readAug 10, 2021

Hay una frase que me rebota sin cesar estos días. La escribió Don DeLillo en “Ruido de fondo”, un libro maravilloso dicho sea de paso. “Pasamos toda nuestra vida aprendiendo a despedirnos de los demás y nunca estamos preparados para despedirnos de nosotros mismos”. Ciertamente es una frase que contiene miles de historias, tantas como personas nos importan. Porque al final nosotros somos un poco todos aquellos quienes nos rodean. Con cada adiós, un pedacito se desvanece y nos quedamos quietos, tiritando, notando el frío que precede la despedida. Con Leo Messi hemos dicho adiós de una forma incontestable, apabullante. Diría que imposible. Nos hemos despedido de nuestra totalidad. Tras su marcha solo quedan recuerdos amontonados, demasiado valiosos para querer enterrarlos, pero demasiado dolorosos. Es nuestra gloria y nuestra condena.

Este texto no será periodístico. No habrá análisis. Habrá emoción. Es una carta, si queréis. Porque yo nací con Messi. Nací viendo el anuncio de Lío en los aparatosos marcadores del Camp Nou “Recuerda mi nombre: Leo Messi”, crecí viendo sus slaloms mientras Ronaldinho languidecía en la otra orilla, arrebatado de su poder por un niño imposible de contener. Crecí viendo a Guardiola convenciendo a Leo de que su poder era indestructible y que, bien educado, sería eterno. Crecí en Roma y me hice viejo en Wembley, asistiendo a la eternidad. Lo que pasó con Messi es excepcional…

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Albert Blaya Sensat

Periodista. Escribo para sobrevivir. Un poco de todo. Fútbol y lo que se de.