El Highlight como religión
Tenemos que asimilar, si no los habéis hecho ya, que las mentiras nos gustan. Forman parte de toda aquella clase de cosas que jamás admitimos en público, escondiéndolas tras unas cuántas capas de falsa tranquilidad. De normalidad. Pero asumámoslo ya; que nos mientan, cuando la mentira nos beneficia y nos dice lo que queremos oír, nos gusta y nos excita. Encontramos en la falsedad una carta de presentación que creemos honesta. En esencia somos ávidos consumidores de highlights, hacemos de estos vídeos nuestra forma de vida, prácticamente nuestra religión. Devotos del Highlight.
Estos vídeos que inundan Youtube no son mentiras en sí mismos, aunque se asemejan mucho a la clase de mentiras con las que nos encontramos en nuestro día a día. Porque en realidad nuestras mentiras no dejan de ser medias verdades, una forma de mentir más honesta y menos rastrera que nos permite ser un poco más felices. Así, el highlight no deja de ser verdad aún conteniendo mucha mentira. Para qué engañarnos. Todos hemos buscado alguna vez un vídeo de ese jugador del que pensamos que es realmente malo para intentar encontrar un poco de belleza en su juego. Youtube como un Templo de la Posverdad.
Así pues, en este Currículum en el que todo el mundo es mejor de lo que parece - menos Messi que es el único que es mejor fuera de Youtube-, todos nosotros hemos acudido -algunos con mala leche, otros con innocencia pueril- a esta plataforma para autoconvencernos de que el que es malo no es tan malo, incluso que puede llegar a ser bueno. Del bueno le hemos dicho que es muy bueno. Y del muy bueno que es el mejor, algo incomparable. Lo nunca visto. Estos vídeos, fragmentados, malintencionados y maravillosamente editados con su musiquita enganchona, sus imágenes sensorialmente hipnóticas y todos los detalles que nos pasan por alto pero que realmente conforman gran parte de su poder de atracción, no contienen más verdad que la que nosotros queremos creer. Están hechos para que pensemos exactamente lo que queríamos pensar pero no podíamos admitir en voz alta porque “no teníamos pruebas”. Ahora las tenemos. Y las mostramos orgullosos. Todos hemos compartido ese vídeo de ese jugador del que desconocemos hasta su apellido pero del que nos consideramos fans solo porque nuestro equipo lo quiere fichar.
Y siempre pienso que ojalá todo fuera así. Ojalá un vídeo mío de Highlights, aunque no sé qué mostraría, para que lo pudiese enseñar a la gente, como carta de presentación, para convencerles de que este, el del vídeo, soy yo. ¿Sería mentir o contarles mi verdad?