Goles y abuelos

Albert Blaya Sensat
2 min readApr 2, 2020

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Hay canciones que solo tienen sentido cuando son compartidas con una persona en concreto, canciones que hablan una lengua concreta, que evocan momentos y sensaciones. Hay cierto patetismo ilustrado, cierta tristeza en aceptar el poder de las canciones, aceptar que mandan más que tu. Porque son ellas las que te transportan y eligen dónde debes ir. Tu no haces nada.

Es cómodo no hacer nada y poder ir a distintos sitios. Cómodo y tramposo, pero cómodo al fin y al cabo. Y la comodidad es todo a lo que aspiramos, no nos engañemos. Mi gran sueño es este, nada de batallitas o aventuras. El poder de los goles para conectar tu “yo” actual con otro que ya no existe pero existió y en el momento fue el único “yo” que conocías, el único que creíste que existiría, porque lo irónico en la vida es que los cambios jamás son visibles, no avisan, sencillamente se dan con naturalidad y cuando te das cuenta ya no eres tu, ese “yo” ya no existe y eres otro. Y ese es el poder de los goles. Son como señuelos esparcidos en el tiempo que te conectan con muchísimas otras cosas. Puedes no recordad nada de aquel 6 de mayo de 2009, nada de lo que hiciste por la mañana, con quién comiste, a quién odiaste, pero siempre recordarás a Iniesta corriendo por Stamford Bridge. Los goles no son justos con nuestra memoria, pero qué más da, son lo mejor que tenemos.

Estos días siento mucha tristeza. No puedo sino pensar en la cantidad de abuelos que fallecen, que pasan a ser números fríos y la cantidad de nietos que los transformarán en goles. Sin poder acompañar a quién sufre, la mejor manera de recordar a todos aquellos abuelos que se van en silencio es invocando goles, jugadas, partidos. La memoria es traicionera y no te pertenece, pero lo que habita dentro, eso sí, eso es lo único que puedes decir con seguridad que es tuyo. Los goles, como las canciones, solo tienen sentido si los ves con quién los viviste, con quiénes lo puedan entender igual que tu. Un gol es una mancha en tu memoria, una cuerda que te ata a un momento, a un día. Sin ese gol, ese diría pasaría a formar parte de la masa uniforme que es la memoria.

Los abuelos, guardianes, llenos de cuerdas, evitan que nuestra memoria sea solo eso, memoria. La mantienen viva. Decía la poeta Anna Gual que “los abuelos nunca mueren, solo se esconden”. He hecho de esta frase mi única convicción estos días.

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Albert Blaya Sensat
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Written by Albert Blaya Sensat

Periodista. Escribo para sobrevivir. Un poco de todo. Fútbol y lo que se de.

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